¿Quién aquí no conoce el famoso corito cristiano, ‘He decidido seguir a Cristo’? Si no lo conoces, te lo puedo enseñar en segundos porque es muy pegadizo. Va así la canción:
He decidido seguir a Cristo
He decidido seguir a Cristo
He decidido seguir a Cristo
No vuelvo atrás, no vuelvo atrás
Si otros vuelven, yo sigo a Cristo
Si otros vuelven, yo sigo a Cristo
Si otros vuelven, yo sigo a Cristo
No vuelvo atrás, no vuelvo atrás
Tristemente muchas veces cuando cantamos este corito, no pensamos en lo que estamos cantando. Cuando cantamos este corito estamos reconociendo que Cristo es el rey sobre nuestras vidas y que nosotros vamos a someternos a él, pase lo que pase, o hagan lo que hagan los demás. Es fácil cantar este corito cuando estás en un momento de euforia espiritual alrededor de una fogata en un campamento cristiano, pero si no entiendes por qué cantas este corito, cuando llegan las pruebas, cuando llegan las tentaciones, cuando tus amigos, tus compañeros de trabajo, tu familia, te presionan para dejar a Cristo, no vas a vivir el significado de esta canción.
Entonces, en esta mañana lo que quisiera hacer es mostraros la razón por la cuál tiene sentido cantar, ‘He decidido seguir a Cristo’ y otras canciones similares. Quisiera ayudaros a confiar en Dios y someteros a Cristo, aun cuando muchos alrededor vuestro no lo están haciendo. En realidad ese es el propósito de nuestro Salmo de hoy.
El Salmo 2 es parte de la introducción al libro de los Salmos, y con el Salmo 1, nos ayuda a entender e interpretar correctamente el resto de los Salmos. Si el Salmo 1 sirve para mostrarnos la bienaventuranza (dicha, felicidad) de escoger el camino de los justos (el camino de deleite en la ley de Jehová), el Salmo 2 sirve para mostrarnos la bienaventuranza de confiar en Jehová y someternos a Cristo, aun cuando muchos otros no solo no están haciendo eso, sino que están haciendo todo lo contrario.
En otras palabras, lo que este Salmo nos enseña es que es bueno confiar en Jehová y someterse a Cristo aunque otros hagan lo contrario.
¿Y cómo nos enseña esto? A través de cuatro estrofas que nos presentan una visión de cómo Dios está llevando a cabo sus propósitos en este mundo (cómo Dios está extendiendo su reino sobre la tierra), a pesar de la rebeldía de los hombres.
No quiero arruinar la estructura de este precioso Salmo, así que lo que vamos a hacer es ir estrofa por estrofa y ver lo que está sucediendo en nuestro Salmo con el fin de que todos podamos decir y creer: Es bueno confiar en Jehová y someterse a Cristo aunque otros hagan lo contrario.
Antes de mirar el Salmo en sí quisiera aclarar que este Salmo, al igual que el Salmo 1, está escrito para el pueblo de Dios, para los que son suyos. Pero si estás aquí o viendo la retransmisión de este sermón por internet, y no eres creyente, necesitas saber que este Salmo también tiene aplicación para ti, y hay un llamado al final del Salmo que está dirigido a ti, y quiero que le prestes especial atención. Nuestro deseo en esta mañana es que tú también puedas decir con entendimiento y convicción que es bueno confiar en Jehová y someterse a Cristo aunque otros hagan lo contrario. Así que vamos a ir viendo estrofa por estrofa.
1. El complot vano.
Esto lo vemos en los primeros tres versículos, pero vamos a comenzar leyendo solo los primeros dos.
“¿Por qué se amotinan [sublevan/rebelan] las gentes [las naciones],
Y los pueblos piensan [traman] cosas vanas? (1)
Se levantarán los reyes de la tierra,
Y príncipes consultarán unidos
Contra Jehová y contra su ungido.” (2) (vv. 1-2)
El Salmo 2 comienza describiendo un complot de parte de las naciones gentiles, impulsado por sus líderes, contra Jehová y contra su ungido. Ahora, es importante entender desde el inicio que si las naciones se están rebelando en contra de Jehová y en contra de su ungido, eso significa que están bajo el control de Jehová y su ungido. No puedes rebelarte en contra de alguien, si no estás bajo su control. Por ejemplo, no puedes rebelarte en contra de tus padres, si no estás bajo la autoridad de tus padres. No puedes rebelarte en contra del gobierno, si no estás bajo la autoridad del gobierno.
Podemos entender por qué las naciones están bajo el control (la autoridad) de Jehová, porque Jehová es el creador de todas las cosas. Él es Dios. ¿Pero por qué dice que las naciones están bajo la autoridad del ungido de Jehová? Pues para saber la respuesta a esa pregunta necesitamos saber quién es el ungido de Jehová del Salmo 2.
El ungido de Jehová es el hombre que Dios ha ungido (establecido) como rey. En la antigüedad a los reyes literalmente se les ungía con aceite. Esa era la manera de separarles para su oficio de rey. Cuando se escribió este Salmo, el ungido de Jehová se refería a un rey del linaje de David. Es más, este Salmo es un Salmo real—y hay varios Salmos de este tipo en el libro de los Salmos (Salmos 2, 18, 20, 21, 45, 72, 89, 101, 110, 132, 144)—que seguramente se usaba durante las ceremonias de entronización de los reyes del linaje de David. Pero como vamos a ver en detalle más adelante, hay un solo rey del linaje de David que realmente cumple lo que este Salmo describe, y ese rey es Jesucristo, y espero poder mostraros cómo ese rey es Jesucristo.
Pero la razón que las naciones están bajo la autoridad del ungido de Jehová, al igual que bajo la autoridad de Jehová, es porque el ungido de Jehová es quien reina en la tierra en representación de Jehová. La autoridad del ungido, es la autoridad de Jehová en virtud de su oficio. Entonces, si te rebelas en contra del ungido de Jehová, te rebelas en contra de Jehová.
Quiero que escuchéis lo que los reyes reunidos para rebelarse en contra de Jehová y su ungido están diciendo:
“Rompamos sus ligaduras,
Y echemos de nosotros sus cuerdas.” (v. 3)
En esencia lo que están diciendo es: “¡librémonos del yugo opresor de Jehová ¡No estemos ya más bajo su autoridad! ¡Desliguémonos de la autoridad de Jehová y de su ungido!”
Sabemos que cuando se escribió este Salmo ‘las naciones’ se referían a todas las naciones gentiles que no conocían ni temían a Dios, en contraste a Israel que sí conocía y temía a Dios. Pero también tenemos que reconocer que el complot de la primera estrofa es una descripción perfecta de lo que lleva sucediendo en el mundo desde la caída del hombre en Génesis 3.
La historia de la Biblia se desenvuelve en cuatro actos. Creación es el primer acto. Dios crea todas las cosas, y crea a nuestros primeros padres a su imagen y semejanza. El segundo acto es la tragedia, es La Caída. Esto es cuando el pecado entró en el mundo. En la caída, la tentación de Satanás fue esta: “¡libérate de Dios! Su ley es opresiva. Él no tiene tus mejores intereses en mente. Él quiere privarte de lo mejor.” Y Eva se creyó la mentira, y Adán se unió también en la rebelión, y por consecuencia, cada uno de nosotros hemos nacido en rebeldía en contra de Dios.
Entonces, lo que tenemos que hacer cuando vemos este tumulto de las naciones, aun si somos creyentes, es entender y conocer a estas personas, porque nosotros éramos esas personas. Cada uno de nosotros nacimos en rebeldía en contra de Dios. Aun si eres creyente, tú sabes lo que significa estar en rebeldía en contra de Dios, porque tú naciste en rebeldía en contra de Dios.
Amigos, cada vez que pecamos estamos declarando independencia de Dios y de su ley. La semana pasada fue el día de independencia de algunos países: el día de independencia de los Estados Unidos, y el día de independencia de Venezuela. Muchos países celebran su día de independencia. ¿Pero sabéis algo? Lo que la humanidad está haciendo todos los días, es declarando independencia de Dios. Y cada vez que nosotros pecamos, estamos creyendo la mentira de Satanás. Estamos creyendo que la ley de Dios es opresiva, que el reinado de Dios es opresivo, que no es bueno para nosotros.
«Cada vez que pecamos estamos declarando independencia de Dios y de su ley.»
Pero hemos dicho que es bueno confiar en Jehová y someterse a Cristo aunque otros hagan lo contrario, y lo es. ¿Y sabéis por qué? Porque aunque las naciones están en un complot en contra de Jehová y su ungido, ese complot es en vano. Y lo sabemos por dos motivos: por el lenguaje de la primera estrofa, y por todo lo que vemos en las siguientes estrofas. ¿Qué dice el versículo 1?
“¿Por qué se amotinan las gentes,
Y los pueblos piensan cosas vanas?” (v. 1)
Lo vano es lo que no lleva a nada. Si el complot es en vano, eso significa que rebelarte en contra de Dios es realmente una ilusión. Piensas que te estás independizando de Dios, pero es una independencia en tu cabeza solamente. Esto es lo que tenemos que darnos cuenta: hoy en día las personas viven sin consciencia de Dios. Mira, la mayoría de las personas ahí afuera ahora mismo, no están pensando en absoluto en adorar a Dios. Están pensando en lo que ellos quieren hacer.
Y una vez más, antes de que nosotros nos pongamos a juzgarles a ellos, necesitamos saber que eso somos cada uno de nosotros, a no ser que Dios nos haya salvado y cambiado. Nadie está pensando en lo que Dios quiere. Entonces, todos viven con la ilusión de independencia. Nadie está pensando, “¿qué es lo que Dios quiere que yo haga? ¿Qué dice la ley de Dios? ¿Cómo puedo yo agradar a Dios?” No, andan por sus vidas diciendo, “¿qué me dice el corazón? ¿Qué quiero yo?” Pero amigos, quiero que entendáis una cosa, esto es una ilusión de independencia. Y esto se aplica a individuos y a naciones enteras.
Es verdad que años atrás había naciones enteras que eran consideradas como cristianas, y podemos ver los peligros de eso, porque cuando el cristianismo se impone por la fuerza, las personas exteriormente dicen que son cristianos, pero por dentro no lo son. Pero ahora estamos en otro tiempo y las naciones son ‘seculares’. No tienen nada que ver con la religión, o por lo menos eso es lo que dicen. Aún eso es una ilusión. Las naciones como un todo no pueden desligarse de Dios. No pueden independizarse de Dios.
Pero el lenguaje de la primera estrofa no es lo único que demuestra que el complot de las naciones es en vano, el resto del Salmo lo demuestra, y esto nos lleva a la respuesta divina al complot de las naciones.
2. La respuesta divina.
La respuesta de Dios al complot de las naciones en contra de él y su ungido es doble y demuestra de forma clarísima que el complot es vano. La primera respuesta es burla y la segunda es ira.
• Burla.
“El que mora en los cielos se reirá;
El Señor se burlará de ellos.” (v. 4)
La burla de Jehová no significa que Jehová se deleita en hacer quedar mal a la humanidad en rebeldía en contra de él, como quizá alguno de nosotros podríamos burlarnos de otros para hacerles quedar mal. Nosotros como pecadores, a veces tenemos malas intenciones. Dios no es como nosotros. La burla divina sirve para mostrar en lenguaje humano cómo Dios está completamente despreocupado por el complot de las naciones. La amenza es tan pequeña que en lugar de producirle terror, le produce risa. Y esto es así por lo que dice el comienzo del versículo 4.
Dice, “El que mora en los cielos se reirá…” (v. 4a) El complot viene de abajo, de la tierra. El Señor mora en los cielos. Su reino y dominio no es afectado en absoluto por lo que los hombres podrían hacer.
Esto me recuerda a cuando los hombres en Génesis 11, después del diluvio, se juntaron para edificar una ciudad y una torre, cuya cúspide llegara al cielo, y así hacer un nombre para ellos mismos. Dice que mientras ellos hacían todo el esfuerzo para edificar una torre para llegar al cielo, Jehová tuvo que descender para ver la ciudad y la torre. Jehová está tan por encima de los hombres en poder y majestad que no podemos ni por asomo amedrentarle. Entonces, la primera respuesta de Jehová al complot de las naciones es burla, pero la segunda es, ira.
• Ira
“Luego hablará a ellos en su furor,
Y los turbará con su ira.” (v. 5)
Como hemos aprendido en otros sermones, la ira de Dios es la respuesta de un Dios santo y justo, a nuestra rebeldía. Así como la burla de Dios no es como nuestra burla, la ira de Dios no es como nuestra ira. Su ira es santa y justa. Su respuesta en ira es completamente apropiada. Si Jehová no respondiera en ira a nuestra rebeldía, entonces no sería Dios.
Pero lo curioso es cómo responde en su ira. En lugar de destrozar a sus enemigos inmediatamente, él hace una declaración. En la primera estrofa vimos las palabras de los líderes en oposición a Jehová y a su ungido, desde la tierra. Ahora vemos las palabras de Jehová desde los cielos en respuesta al complot de las naciones:
“Pero yo he puesto mi rey
Sobre Sion, mi santo monte.” (v. 6)
Hay un problema que vemos en nuestro Salmo: Jehová reina sobre toda su creación, pero no toda su creación está sujeta a su reinado. En otras palabras, Jehová reina sobre toda su creación, pero el reinado de Jehová no es visible sobre toda su creación. Y la razón que esto es así es por causa de la caída del hombre. Y, ¿cuál es la solución de Jehová a este problema? Hacer visible (extender) su reinado sobre toda la tierra por medio de su rey terrenal—su ungido.
Ahora, aunque el ungido de Jehová en nuestro Salmo se refiere a un rey del linaje de David, y aunque este Salmo se usaba como una ceremonia de entronización para todos los reyes davídicos, hay un solo rey del linaje de David que cumple el ideal del rey que vemos en estos versículos, y ese rey es Cristo Jesús. Y esto lo sabemos porque el Nuevo Testamento directamente nos dice que Jesús es el verdadero ungido de Jehová del Salmo 2, y vamos a ver esto en un momento.
Entonces, ¿por qué es bueno confiar en Jehová y someterse a Cristo aunque otros hagan lo contrario? Porque el complot de las naciones es en vano, y porque Jehová tiene un plan para acabar con el complot y extender su reinado sobre toda la tierra, y ese plan está centrado en su rey terrenal: Cristo. En otras palabras, Dios no está turbado por la rebeldía de los hombres, y él tiene un plan para acabar con esa rebeldía y establecer su reino sobre toda la tierra, y ese plan es Cristo.
«Jehová tiene un plan para acabar con el complot y extender su reinado sobre toda la tierra, y ese plan está centrado en su rey terrenal: Cristo.»
Es en la tercera estrofa que vemos el nombramiento oficial del rey, y vemos el propósito de Jehová para su rey, y esto lo vemos por medio de un decreto real, que es leído para nosotros por el rey mismo. Hemos visto el complot vano, la respuesta divina, ahora vamos a ver el decreto real.
3. El decreto real.
Jehová tiene un decreto real que se cumplirá: Él va a establecer a su rey sobre Sion (el monte de Jerusalén), y su reinado cumplirá los propósitos de Jehová. El decreto comienza con el nombramiento oficial del rey, y el que está dando a conocer el decreto de Jehová es el rey mismo. Tenemos primero la declaración de las naciones, “rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas.” Luego habla Jehová desde los cielos, “…He puesto mi rey sobre Sion, mi santo monte.” Ahora tenemos al ungido de Jehová hablando. Mira qué dice.
• El nombramiento.
“Yo publicaré el decreto;
Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú;
Yo te engendré hoy.” (v. 7)
Para entender el lenguaje de ‘hijo’ aquí, es importante conocer el pacto que Dios hizo con David en 2 Samuel 7, porque el lenguaje que vemos aquí es el mismo lenguaje que vemos en ese pacto.
“Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. (12) Él edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. (13) Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo.” (14) (2 Samuel 7:12-14)
Todos los reyes del linaje de David eran considerados hijos de Dios en el sentido de que tenían una relación especial con Dios, y eran los representantes de Jehová en la tierra, pero hay un solo descendiente de David que es el Hijo de Dios en el sentido pleno de la palabra, y ese es Jesucristo. Sí, él es el Hijo de Dios por naturaleza porque él es el eterno Hijo del Padre, uno en esencia con el Padre. ¡Cristo es Dios! Que no haya duda al respecto. Pero él también es el Hijo de Dios como hombre, como los reyes del linaje de David tenían que haberlo sido, y nunca llegaron a serlo plenamente. Ningún rey davídico cumplió la expectativa del verdadero ungido de Dios—solo Cristo. Cristo es el único hijo de David que realmente representa el reinado de Dios aquí en la tierra. Es el único que realmente es digno de ser llamado Hijo de Dios como hombre. Y esto lo vemos en varios pasajes.
“Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. (16) Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.” (17) (Mateo 3:16-17)
Aquí Jesús es ungido, no con aceite, sino con el Espíritu Santo. Y cuando el Padre dice, “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia,” el Padre declara acerca de Cristo, que él no solo es el eterno Hijo de Dios, uno en esencia con el Padre, sino que él es el Hijo verdadero del linaje de David. Es como si estuviese diciendo, “En él tengo plena complacencia, no como con los otros reyes davídicos. Él es el verdadero rey.” Esto lo vemos también en Hebreos 1:5-6.
“Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:
Mi Hijo eres tú,
Yo te he engendrado hoy,
y otra vez:
Yo seré a él Padre,
Y él me será a mí hijo? (5)
Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice:
Adórenle todos los ángeles de Dios.” (6) (Hebreos 1:5-6)
Y esto nos lleva al propósito de Jehová en establecer a Cristo como Rey. Hemos visto el nombramiento, pero en este decreto también está el propósito. ¿Por qué la respuesta de Dios al complot vano es establecer a Cristo como Rey? Vemos la respuesta en los versículos 8 y 9.
• El propósito.
“Pídeme, y te daré por herencia las naciones,
Y como posesión tuya los confines de la tierra. (8)
Los quebrantarás con vara de hierro;
Como vasija de alfarero los desmenuzarás.” (9) (vv. 8-9)
El propósito de Jehová en establecer a Cristo como rey, un ideal que ningún rey davídico antes que Cristo pudo realizar, es extender el reinado de Dios sobre toda la tierra. Hay un problema, la caída del hombre ha causado que las naciones no estén sujetas a Dios, pero por medio de Cristo, las naciones se rendirán a Dios una vez más, y aquellas que no lo hagan serán juzgadas por Dios. Todo esto lo está llevando a cabo Cristo y solo Cristo.
Entonces, ¿cómo está cumpliendo Cristo el propósito de Jehová aquí en la tierra? Lo primero que hizo fue hacer posible que las naciones fueran redimidas o rescatadas. El plan de Dios es entregar a Cristo una herencia de naciones, no en rebeldía, sino en sometimiento, en obediencia. Y Cristo hizo posible esa herencia de naciones por medio de su sacrificio en la cruz. Esto es increíble. Cuando nuestros primeros padres se rebelaron en contra de Dios, él pudo haber acabado con la humanidad en ese momento, pero no lo hizo. Y la razón es porque Dios ya tenía planeado llevar a cabo una gran misión de rescate por medio de su Hijo Cristo. ¡El Salmo 2 no solo nos presenta el juicio de Dios, sino también la salvación de Dios, por medio de Cristo! El Padre da una herencia de naciones al Hijo, y el Hijo compra a las naciones con su sangre. Él hace posible que las naciones sean reconciliadas con Dios. Él hace posible que las naciones no reciban el justo juicio que merecen por su rebeldía, sino que sean redimidas. Eso es lo que hizo Cristo. Así es cómo el Hijo está llevando a cabo el decreto real, el de extender el reinado de Dios sobre toda la tierra.
El plan de Dios es que una multitud innumerable de toda tribu, lengua, y nación se convierta a él, y ese plan es posible y se cumplirá porque Cristo murió. Pero no solo eso, Cristo también resucitó en victoria sobre el pecado, la muerte, y Satanás. Y es por eso que Cristo no solo es el Hijo divino por naturaleza; él es el Hijo humano por derecho. Él ha ganado el derecho de reinar por su victoria en su muerte y resurrección. Mira lo que dice Romanos 1:1-4.
“Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, (1) que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras, (2) acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, (3) que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos.” (4) (Romanos 1:1-4)
¿Por qué dice que fue “declarado Hijo de Dios” si él ya es el Hijo de Dios divino? Fue declarado Hijo de Dios porque ganó el derecho de ser llamado el Hijo legítimo, humano, de Dios “por la resurrección de entre los muertos.”
«Cristo no solo es el Hijo divino por naturaleza; él es el Hijo humano por derecho.»
No solo eso, veamos qué dice Hebreos 1:3-4. Aquí vemos no solo su naturaleza divina, sino también su naturaleza humana. No solo vemos que él es el Hijo eterno divino, sino también el Hijo humano del linaje de David. Vemos los dos.
“el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder [Hijo de Dios divino], habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, (3) hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.” [Hijo de Dios humano] (4) (Hebreos 1:3-4)
Cristo está ahora mismo llevando a cabo el propósito de conquistar a las naciones y extender el reino de Dios sobre la tierra, y él está llevando a cabo ese propósito por medio de su iglesia. Entonces, ¡nosotros tenemos una parte esencial en todo esto! ¿Y dónde vemos esto? En la Gran Comisión. A la luz de todo lo que hemos visto, espero que la veáis con mayor claridad.
“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. (18) Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; (19) enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado…” (20a) (Mateo 28:18-20a)
¿Cómo puede Jesús decir que toda potestad le ha sido dada? Porque él ya ha muerto y resucitado, y ha ganado el derecho de recibir este reino.
Es como si Jesús estuviese diciendo, “Yo tengo toda autoridad. El Padre me ha dado a mí un pueblo, y lo voy a recibir. Yo he comprado a este pueblo. Ahora, iglesia, vais a ir a por ellos. ‘Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones…’. Yo, el rey, os envío en una misión, para llevar a cabo la extensión del reino de Dios, en representación mía.”
Hermanos, es bueno confiar en Jehová y someterse a Cristo aunque otros hagan lo contrario, porque el complot de las naciones es en vano, y porque Jehová tiene un plan para acabar con el complot y extender su reinado sobre toda la tierra por medio de Cristo el Rey, y nosotros tenemos parte de ese plan, y el plan se cumplirá. ¿Pero cómo? Por medio de un llamado que es para toda la humanidad en rebeldía en contra de Dios. Hemos visto el complot vano, la respuesta divina, y el decreto real. Quisiera terminar con el llamado general.
4. El llamado general.
A la luz de todo lo que hemos visto hasta ahora, hay un llamado para toda la humanidad en rebeldía en contra de Dios, y hay una advertencia para los que no responden correctamente al llamado, y hay una bendición para los que confían en Jehová y se someten a Cristo.
• Llamado al entendimiento.
“Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes;
Admitid amonestación, jueces de la tierra.” (v. 10)
Los mismos reyes que se estaban rebelando en la primera estrofa, ahora a la luz de todo lo que hemos visto en el Salmo 2, se les dice, “tenemos un mensaje para vosotros, y este es el mensaje”: “Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes, (¡Sed sensatos! ¡Razonad, por favor!) admitid amonestación, jueces de la tierra.”
Por cierto, esto es lo que nosotros estamos haciendo cuando proclamamos el evangelio. Estamos diciendo a personas que están en rebeldía en contra de Dios, “¡Razonad! ¡¿No os dais cuenta que vuestra rebeldía en contra de Dios es en vano?! !¿No os dais cuenta que el juicio viene?! ¡¿No os dais cuenta que el rey ya está sobre su trono, y él murió por ti?! ¡Sed prudentes!”
Por eso dije al comienzo del sermón que si estás aquí y no eres creyente, hay un llamado para ti al final, y este es el llamado. Espero que no te hayas dormido.
Si estás en rebeldía en contra de Jehová, hay una solo respuesta razonable, visto lo que hemos visto en este Salmo. Jehová está sobre todos y él ha establecido a Cristo como su rey aquí en la tierra. Cristo va a redimir o a juzgar a las naciones, y nadie puede entorpecer ese plan. El reino de Dios se va a ver sobre toda la tierra. ¿Qué sentido tiene seguir rebelándose? En lugar de rebelarte en contra de Dios, adora a Dios. Y esa es la segunda parte del llamado, es un llamado al entendimiento, pero también un llamado a la adoración.
• Llamado a la adoración.
“Servid a Jehová con temor
[Adorad al Señor con reverencia]
Y alegraos con temblor.” (v. 11)
Ese es el llamado a las naciones. No solo que piensen, que sean razonables, sino que también adoren al Señor con reverencia.
Lo que vemos aquí es una descripción preciosa de la adoración. Hay solo dos maneras de vivir en relación a Dios en esta mañana: o vives en rebeldía en contra de Dios o vives en adoración a Dios. Entonces, si no estás adorando a Dios, ¿cuál es tu condición? Estás en rebeldía en contra de Dios.
«Hay solo dos maneras de vivir en relación a Dios: o vives en rebeldía en contra de Dios o vives en adoración a Dios.»
El que adora a Dios sirve a Dios con su vida y lo hace con gusto. Nadie tiene que obligarle a hacerlo. Por eso dice, “alegraos con temblor.” ¿Cómo puedes alegrarte con temblor? Eso solo lo puedes hacer cuando tienes una reverencia hacia Dios que hace que corras hacia él, no que huyas de él. Eso lo haces cuando reconoces quién es él, te regocijas en él, y le adoras.
La única razón que nosotros nos rebelamos en contra de Dios es porque pensamos que Dios no tiene nuestro mejor interés en mente y que seremos más felices sin él, pero lo que descubrimos cuando nos convertimos de rebeldes a adoradores es que la única manera de ser realmente felices es con él. ¡La vida del creyente, del que conoce a Dios, es una vida de alegría! ¡No dejes que el mundo te engañe y te haga pensar que la verdadera felicidad se halla desligada de Dios! ¡No! Se halla con él.
Ahora, para que dejemos de ser rebeldes y lleguemos a ser adoradores, necesitamos nacer de nuevo. Necesitamos nuevos deseos que solo Dios puede producir. Si estás aquí en esta mañana y no eres creyente, y sientes convencimiento de pecado, y reconoces que no es sabio ir en contra de Dios, arrepiéntete y pon tu fe en Cristo quien vivió, murió y resucitó por el perdón de tus pecados, y serás una nueva creación. Pero si estás aquí y no estás en ese punto, ¿por qué no oras a Dios y le pides que te de ojos para ver tu necesidad de él? El llamado no es solo al entendimiento y a la adoración, el llamado es también al sometimiento, al sometimiento a Cristo.
• Llamado al sometimiento.
“Honrad al Hijo [Besad al Hijo]…” (v. 12a)
No es solo, “Servid a Jehová,” es “Honrad al Hijo”. Algunas versiones antiguas traducen, “Servid al Hijo” como “Besad al Hijo”. Entonces, tienes a las naciones en rebeldía, ¿y ahora qué hacen? le besen el anillo por decirlo de una manera. Se rinden. Se someten al Hijo.
Dejar de vivir en rebeldía en contra de Dios, supone no solo pasar de rebeldía a adoración, sino también de rebeldía a obediencia. No existe cristianismo genuino sin obediencia a Cristo. ¿Pero te das cuenta en esta mañana que no hay nada más sensato, lógico, natural, que someterte a Cristo? Él no solo es Dios; él es quien sufrió en la cruz por tus pecados. ¡No se nos está pidiendo someternos a un tirano; se nos está pidiendo someternos al que entregó su vida para pagar el precio del castigo que nosotros merecíamos por nuestra rebeldía en contra de Dios! Él es quien resucitó de los muertos para nuestra redención. Si sabes quién es Jesús y entiendes lo que hizo por ti, ¿cómo no puedes someterte a él? Sin embargo, si no te sometes a él hay una consecuencia severa.
• La consecuencia severa.
“Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino;
Pues se inflama de pronto su ira.” (v. 12b)
Amigos, estamos ahora mismo en un tiempo donde se nos ofrece perdón si nos arrepentimos y miramos a Cristo para nuestra salvación, pero cuando Cristo vuelva, ya no habrá más esperanza de salvación, solo quedará juicio. Entonces, ¡ríndete a Cristo! ¡Ven a él en arrepentimiento y fe! Si no te arrepientes y crees en Cristo, y le reconoces como el Señor sobre tu vida, sufrirás las consecuencias de esa rebeldía. Juan 3:36 dice,
“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.” (Juan 3:36)
Dice, “…el que rehúsa creer…”. ¡Eso es rebeldía!
El Salmo termina con una bendición que yo estoy convencido que es el énfasis de todo el Salmo. Es el propósito por el cual se escribió, y aparece al final del Salmo.
• La bendición.
“Bienaventurados todos los que en él confían [hallan en él su refugio].” (v. 12c)
Hermanos, es bueno confiar en Jehová y someterse a Cristo aunque otros hagan lo contrario, y espero que ahora que hemos explorado todo el Salmo 2 entendáis por qué. En esta mañana, puedes estar en el lugar de las naciones que están en rebeldía en contra de Dios. Recuerda, su complot es vano. Si no se arrepienten, ¡Cristo el rey establecido por Dios, va a desmenuzarlas como vasija de alfarero! ¡Van a perecer!
¡O puedes estar en el lugar de los que confían en Jehová y se someten a Cristo! Los que confían en Jehová y se someten a Cristo, están del lado ganador, y son bienaventurados (Dichosos, felices). Pero ante todo, tienen el perdón de Dios y tienen la confianza de que reinarán para siempre con Cristo. Amigos, una vez más, es bueno confiar en Jehová y someterse a Cristo aunque otros hagan lo contrario.
El Señor sabe lo que estáis atravesando en vuestro lugar de trabajo, en el instituto, en vuestro grupo de amigos, con vuestros familiares. Él sabe. Si estabas teniendo dudas sobre si habías escogido bien al confiar en Jehová y someterte a Cristo, ¡has escogido bien! Tú no quieres estar en el lugar de las naciones en rebeldía en contra de Dios. Tú quieres estar en el lugar de aquellos que se alegran con temblor ante Dios. Tú quieres estar en el lugar de aquellos que honran (besan) al Hijo. Porque solo ellos tienen la bendición que promete este Salmo.