Nosotros
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Historia
La historia de la Iglesia Bíblica de Colmenar comienza cuando una familia de Colmenar Viejo (la familia Sedoski) se convierte a Cristo como resultado de la obra evangelística de la Iglesia Bautista de Parla (Madrid). Debida a la distancia larga que había entre Colmenar y Parla, el misionero David Velasquez, uno de los fundadores de la iglesia de Parla, comenzó un estudio bíblico en Colmenar, para que esta familia pudiese invitar a sus amigos y familiares.
Con el pasar del tiempo empezó a ser muy evidente que el Señor estaba abriendo puertas para la plantación de una iglesia en Colmenar con las familias Sedoski y Velasquez, ¡y así fue! El 7 de julio del 2013, la Iglesia Bíblica de Colmenar se reunió por primera vez oficialmente como iglesia.
¿Qué creemos? ¿Cuáles son nuestros distintivos?
Creencias
Creemos que la Santa Biblia, específicamente los 39 libros del Antiguo Testamento y los 27 libros del Nuevo Testamento, es la Palabra de Dios escrita; que fue escrita por hombres divinamente inspirados, y que es tesoro perfecto de instrucción celestial; que tiene a Dios por autor, por objeto la salvación, y por contenido la verdad sin mezcla ninguna de error; que revela los principios según los cuales Dios nos juzgará; siendo por lo mismo, y habiendo de serlo hasta la consumación de los siglos, el centro verdadero de la unión cristiana, y la norma suprema por la cual se debe probar toda conducta, creencia y opinión humana.
Creemos que hay un sólo Dios vivo y verdadero, un Espíritu inteligente e infinito, cuyo nombre es JEHOVÁ, el Hacedor y Soberano del cielo y la tierra; inexpresablemente glorioso en santidad, y digno de todo posible honor, confianza y amor; que en la unidad de la divinidad hay tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; iguales en toda perfección divina, y ejecutando oficios distintos pero armoniosos en la gran obra de la redención.
Creemos que el hombre fue creado en santidad, sujeto a la ley de su Hacedor; pero por su transgresión voluntaria cayó de aquel estado santo y feliz; en consecuencia de ello, todo el género humano es ahora pecador, no por fuerza, sino por elección; siendo por naturaleza completamente vacío de la santidad requerida por la ley de Dios, positivamente inclinado hacia el mal; y por lo tanto, bajo justa condenación a perdición eterna, sin defensa ni excusa.
Creemos que la salvación de los pecadores es completamente por gracia; por medio del ministerio mediador del Hijo de Dios; quien por el designio del Padre y por voluntad propia tomó nuestra naturaleza, pero sin pecado; honró la ley divina por su obediencia personal, y por su muerte hizo una expiación completa por nuestros pecados; que después de haber resucitado de entre los muertos, está ahora sentado en el trono del Cielo; y uniendo en su maravillosa persona los tiernos sentimientos de compasión con la perfección divina, está en todos los sentidos calificado para ser un Salvador adecuado, compasivo, y todo suficiente.
Creemos que la gran bendición del Evangelio que Cristo asegura a los que creen en Él, es la Justificación; que la Justificación incluye el perdón de los pecados, y la promesa de la vida eterna conforme a los principios de la justicia; que es otorgada, no en consideración de las obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino únicamente por la fe en la sangre del Redentor; en virtud de la cual, Su justicia perfecta nos es imputada gratuitamente por Dios; que nos lleva a un estado de bendita paz y favor con Dios, y nos asegura todas las bendiciones necesarias para el tiempo y la eternidad.
Creemos que las bendiciones de la salvación son gratuitas para todos por el Evangelio; que es el deber inmediato de todos el aceptarlas con una fe cordial, penitente y obediente; y que nada impide la salvación del pecador más grande en la tierra, sino su propia depravación inherente y rechazo voluntario del evangelio; cuyo rechazo lo implica en una agravada condenación.
Creemos que, para ser salvos, los pecadores deben ser regenerados o nacer de nuevo; que la regeneración consiste en dar a la mente una santa disposición; que se efectúa de una manera que no podemos comprender por medio del poder del Espíritu Santo, en conexión con la verdad divina, a fin de asegurar nuestra obediencia voluntaria al evangelio; y que su evidencia apropiada se manifiesta en los frutos santos del arrepentimiento, y la fe, y la novedad de vida.
Creemos que el arrepentimiento y la fe son deberes sagrados, y también gracias inseparables, forjadas en nuestras almas por el regenerador Espíritu de Dios; por medio del cual estando profundamente convencidos de nuestra culpa, peligro e impotencia, y del camino de la salvación en Cristo, nos volvemos a Dios con genuina contrición, confesión y súplica por su misericordia; al mismo tiempo, recibiendo de todo corazón al Señor Jesucristo como nuestro Profeta, Sacerdote y Rey, y confiando solo en Él como el único y todo suficiente Salvador.
Creemos que la elección es el propósito eterno de Dios, según la cual Él misericordiosamente regenera, santifica y salva a los pecadores; que siendo perfectamente compatible con el libre albedrío del hombre, abarca todos lo medios en conexión con su fin; que es una muy gloriosa demostración de la bondad soberana de Dios, siendo infinitamente gratuita, sabia, santa e inmutable; que completamente excluye la jactancia, y promueve la humildad, el amor, la oración, la alabanza, la confianza en Dios, y la imitación activa de su libre gracia; que promueve el uso de los medios en el más alto grado; que puede ser confirmado por sus efectos en todos los que verdaderamente creen el Evangelio; que es el fundamento de la seguridad cristiana; y que de verificarlo en relación a nosotros mismos demanda y merece la más alta diligencia.
Creemos que la Santificación es el proceso por el cual, según la voluntad de Dios, somos hechos partícipes de su santidad; que es una obra progresiva; que comienza en la regeneración; y que se lleva a cabo en los corazones de los creyentes por la presencia y el poder del Espíritu Santo, el Sellador y Consolador, en el uso continuo de los medios señalados—en especial, la palabra de Dios, el auto-examen, el sacrificio, la vigilancia y la oración.
Creemos que solamente son verdaderos creyentes los que perseveren hasta el fin; que su persistente adhesión a Cristo es la gran señal que los distingue de los profesantes superficiales; que una especial Providencia vela por su bienestar; y que son guardados por el poder de Dios mediante la fe para salvación.
Creemos que la Ley de Dios es la norma eterna e inmutable de su gobierno moral; que es santa, justa, y buena; y que la incapacidad que la Biblia atribuye a los hombres caídos para cumplir sus preceptos, proviene completamente del amor que ellos tienen al pecado: libertarlos de la cual, y restaurar en ellos por medio de un Mediador una obediencia sincera a la ley santa, es uno de los grandes fines del Evangelio, y de los Medios de Gracia conectados con el establecimiento de la iglesia visible.
Creemos que una iglesia visible de Cristo es una congregación de creyentes bautizados, asociados por un pacto en la fe y la comunión del Evangelio; observando las ordenanzas de Cristo; regidos por Sus leyes; y ejercitando los dones, derechos, y privilegios investidos en ellos por Su palabra; que según las Escrituras sus únicos oficiales son Pastores (también llamados Obispos o Ancianos), y Diáconos, cuyas aptitudes, derechos y obligaciones están definidas en las epístolas a Timoteo y Tito.
Creemos que el bautismo cristiano es la inmersión en el agua de un creyente, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; para mostrar en un solemne y hermoso símbolo, nuestra fe en el Salvador crucificado, sepultado y resucitado, con su efecto, en nuestra muerte al pecado y resurrección a una nueva vida; que es un requisito previo para acceder a los privilegios de una relación con la iglesia; y a la Cena del Señor, en la que los miembros de la iglesia por el uso sagrado del pan y el vino, conmemoran juntos el amor hasta la muerte de Cristo; siempre precedido por un solemne auto-examen.
Creemos que el primer día de la semana es el Día del Señor, o día de reposo cristiano; y que ha de ser mantenido sagrado para fines religiosos mediante la observancia devota de todos los medios de gracia, tanto privados como públicos; y como preparación para ese reposo que queda para el pueblo de Dios.
Creemos que el gobierno civil ha sido instituido por Dios, para los intereses y el buen orden de la sociedad humana; y que es nuestra obligación orar por las autoridades, así como, concienzudamente honrarlas, y obedecerlas; excepto en aquellas cosas opuestas a la voluntad de nuestro Señor Jesucristo, quien es el único Señor de la conciencia, y el Príncipe de los reyes de la tierra.
Creemos que hay una diferencia radical y básica entre el justo y el malvado; que sólo aquellos que son justificados por medio de la fe en el nombre del Señor Jesús, y santificados por el Espíritu de nuestro Dios, son verdaderamente justos ante Sus ojos; mientras que todos los que siguen en su falta de arrepentimiento e incredulidad son malvados ante Sus ojos, y están bajo maldición; y esta distinción permanece entre los hombres tanto durante y después de la muerte.
Creemos que Dios, en su propio tiempo y en su propia manera, traerá el mundo a su fin apropiado. De acuerdo a su promesa, Jesucristo regresará a la tierra en gloria de manera personal y visible; los muertos resucitarán; y Cristo juzgará a todos los hombres en justicia. Los injustos serán consignados al Infierno, el lugar del castigo eterno. Los justos en sus cuerpos resucitados y glorificados recibirán su recompensa y morarán para siempre en el Cielo con el Señor.
Distintivos
La Iglesia Bíblica de Colmenar es una iglesia Cristiano-evangélica o Protestante que dentro de la misma se identifica con la doctrina y práctica Bautista.
Cristiano-evangélica:
Una iglesia Cristiano-evangélica es una iglesia que afirma la doctrina de la justificación solo por la fe y reconoce la Escritura como la autoridad suprema, final, y absoluta del creyente.
Protestante
Desde una perspectiva histórica, la Reforma Protestante comenzó en el año 1517 cuando Martín Lutero clavó sus 95 Tesis en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg, Alemania. Pero la Reforma Protestante no fue el comienzo de una nueva forma de entender el evangelio. La Reforma fue una obra de Dios en la que el verdadero evangelio fue recuperado.
Podemos resumir las enseñanzas principales de la Reforma Protestante en cinco declaraciones en Latin: Sola Scriptura, Sola Gratia, Sola Fide, Solus Christus, Soli Deo Gloria. En una oración en español, las cinco solas significan lo siguiente: Somos salvos SOLO por gracia, SOLO por medio de la fe, SOLO en Cristo Jesús, SOLO para la gloria de Dios. Todo esto lo sabemos y creemos SOLO en base a la Escritura, que es la autoridad suprema, final, y absoluta del creyente.
Bautista
Una iglesia bautista afirma todo lo que está arriba, pero se distingue en cuanto a lo que cree acerca de la iglesia. Estos son los distintivos bautistas:
Membresía regenerada
La iglesia está compuesta solo por aquellos que dan evidencia de haber nacido de nuevo. Esto excluye a cristianos nominales y bebés/infantes que todavía no han tenido la oportunidad de creer el evangelio y dar evidencia de genuina conversión por el Espíritu.
Credobautismo
Solo aquellos que han creído realmente el evangelio son bautizados. En otras palabras, el bautismo viene después de la conversión. También creemos que el modo del bautismo que mejor representa lo que simboliza el bautismo es el bautismo por inmersión.
Congregacionalismo
La iglesia local no está sujeta a gobernanza exterior, sino que es autónoma (se gobierna a sí misma), siendo guiada por sus pastores. En el congregacionalismo los miembros como un todo tienen la responsabilidad de tomar ciertas decisiones, como por ejemplo: (1. Afirmar como miembros aquellos que profesan fe en Cristo. (2. Disciplinar y/o excomulgar a miembros que pecan sin arrepentimiento. (3. Reconocer y ordenar a pastores y diáconos. (4. Preservar la pureza doctrinal de la iglesia.
PASTOR
David Velasquez
David Velasquez es el pastor fundador de la Iglesia Bíblica de Colmenar. Nació en Alcalá de Henares (Madrid), pero ha tenido la oportunidad de vivir en varios países como Venezuela, Estados Unidos y Perú. Está casado con Faviana y tiene cuatro hijos. Su pasión es la predicación expositiva y hacer discípulos de Cristo Jesús.