Hoy comenzamos una nueva serie de sermones en la IBC. Esta serie va a ser diferente a las que normalmente predico en la iglesia. Normalmente las series que predico son a través de libros de la Biblia (p. ej. Juan, Hechos, Amós, Los Salmos). O a veces predico algún tema, mostrando lo que toda la Biblia enseña sobre ese tema en particular (p. ej. El matrimonio, La iglesia).
Pero esta nueva serie va a ser diferente, porque va a ser una serie apologética. ¿Y qué es la apologética? Muy simplemente, la apologética es la defensa de la fe cristiana. ¿Y por qué es necesario hacer una defensa de la fe cristiana? Porque hay quienes no creen en lo que afirma el cristianismo, y dicen no creer por razones lógicas o intelectuales.
Ahora, esto no es nada nuevo, desde el inicio del cristianismo muchas personas han rechazado el cristianismo, argumentando que es absurdo, indeseable, o ilógico. Consideremos, por ejemplo, lo que escribió el apóstol Pablo:
“Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; (22) pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura.” (23) (1 Corintios 1:22-23)
Pues una de las razones que muchos han dado a través de los siglos para rechazar el mensaje de Jesús e incluso negar la existencia de Dios, es lo que ha sido llamado ‘El problema del mal’. Y por cierto, ese es el nombre de nuestra serie. Así que lo que vamos a hacer cada domingo durante el mes de octubre es hablar sobre este tema, dando una defensa cristiana, y considerando lo que la Biblia enseña sobre este aparente problema para el cristianismo.
Entonces, con eso en mente, ¿qué es el problema del mal? Muchos describen este problema con varias preguntas. Por ejemplo, “Si Dios existe, ¿por qué hay tanta maldad en el mundo? ¿Dónde está Dios en medio del dolor? ¿Qué propósito tiene el dolor y el sufrimiento?”
Difícil para todos
Sin duda, cada uno de nosotros nos hemos hecho ese tipo de preguntas. Miramos el mundo en el que vivimos con tanto dolor y sufrimiento y nos resulta difícil entender por qué Dios permite que las cosas continúen así. Solo tienes que ver el noticiero o leer un periódico para entender la dificultad de este tema.
Y creo que este problema es aun más grande para nosotros en el tiempo en el que vivimos, porque tenemos acceso a tanta información. Sabemos lo que está pasando en todo el mundo. Justo esta mañana, mi mujer me informó de una gran tragedia en Tailandia, de unos 20 niños que murieron en un accidente de autobús. ¡Justo esta mañana! Y esto es así, todos los días.
Quizá estás aquí, o viendo este sermón por redes sociales, y no crees en Dios, y dirías que una de las razones principales que no crees en Dios es por el llamado problema del mal.
Quizá quisieras creer en Dios y entregar tu vida a Cristo, pero no sabes cómo reconciliar la existencia de Dios y la realidad del mal, y por lo tanto, prefieres ser agnóstico/a acerca de Dios y el evangelio.
Quizá llevas mucho tiempo en la fe, pero aún así te resulta difícil entender por qué Dios permite tanto dolor y sufrimiento en este mundo.
Sea cual sea tu situación en esta mañana, quisiera serte de ayuda. Soy consciente que este tema no es fácil, y que no es simplemente una discusión filosófica. Es un tema que afecta profundamente a las personas. La maldad es algo que todos experimentamos, de alguna manera u otra, y nuestra alma clama por respuestas al tema, en especial a la luz de la existencia de Dios.
Ejemplos bíblicos
Pero lo que necesitas saber es que si este tema es difícil para ti, no estás solo. Estás bien acompañado por muchos personajes bíblicos. Quiero que veáis algunos ejemplos de esto. La Biblia no maquilla en absoluto estas dificultades:
¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás? (2) ¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan. (3) Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia. (4) (Habacuc 1:2-4)
“¿Por qué no fui escondido como abortivo,
Como los pequeñitos que nunca vieron la luz? (16)
Allí los impíos dejan de perturbar,
Y allí descansan los de agotadas fuerzas.” (17) (Job 3:16-17)
“Me volví y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol; y he aquí las lágrimas de los oprimidos, sin tener quien los consuele; y la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no había consolador. (1) Y alabé yo a los finados, los que ya murieron, más que a los vivientes, los que viven todavía. (2) Y tuve por más feliz que unos y otros al que no ha sido aún, que no ha visto las malas obras que debajo del sol se hacen.” (3) (Eclesiastés 4:1-3)
“¿Por qué estás lejos, oh Jehová,
Y te escondes en el tiempo de la tribulación?” (Salmo 10:1)
Todos estos ejemplos bíblicos, nos ayudan a recordar que el tema de nuestra serie, no es un tema fácil. Sin embargo, aunque estos personajes bíblicos reconocían el problema del mal así como nosotros, y luchaban tratando de entender por qué Dios permitía el mal, ellos no solo preguntaban a Dios, “¿por qué?”, sino que también le preguntaban a Dios, “¿Hasta cuando?”
Y esto significa que aunque les resultaba difícil entender la realidad del mal a la luz de la existencia de Dios, esto no hacía que ellos dejaran de creer en Dios. Esto hacía que clamaran a Dios para que acabara con la maldad. La esperanza de estos personajes bíblicos en medio del dolor y sufrimiento era Dios.
Pues durante las próximas cuatro semanas eso es lo que quisiera hacer. No solo quiero intentar aclarar vuestras dudas y contestar vuestras preguntas acerca del problema del mal, sino que quisiera mostraros la esperanza que tenemos en Cristo Jesús en medio de este mundo lleno de dolor y de sufrimiento.
Palabras de preparación
Eso sí, os pido paciencia porque no podré cubrir todo el material en un solo sermón. Durante las próximas cuatro semanas estaré hablando sobre la seriedad del mal, el origen del mal, el propósito del mal, y el futuro del mal.
Así que, si no cubro algún aspecto del problema del mal en este sermón, es posible que lo haga en el próximo. Aun así, no voy a poder decir todo lo que se podría decir bíblicamente sobre este tema. Este tema simplemente es demasiado extenso. Pero haré lo mejor que pueda con mis limitaciones.
También quiero que sepáis que yo no estoy aquí como filósofo o académico. Yo soy un pastor cristiano, y mi carga principal es ayudaros a confiar en Dios y mirar a Cristo, en medio de la realidad del mal.
Alguien dijo, “Los filósofos solo han interpretado el mundo…el punto, sin embargo, es cambiarlo.” Estoy de acuerdo. Y yo estoy convencido que lo que Dios ha revelado en su Palabra, es lo único que puede cambiar el mundo, empezando por nuestros corazones. Empezando por la maldad que está en nosotros. Y de eso hablaremos al final.
Por último, como preparación para esta serie, necesitáis saber que mi cosmovisión es el cristianismo bíblico.
Ahora, ¿qué es una cosmovisión y con qué se come? Pues una definición técnica sería esta:
Según el teólogo y apologista cristiano, Greg Bahnsen, “Una cosmovisión es una red de presuposiciones que no se verifica por los procedimientos de la ciencia natural, y sobre la cual toda experiencia humana es interpretada e interrelacionada.”
En términos sencillos, nuestra cosmovisión es cómo vemos el mundo; cómo interpretamos todo lo que sucede en el mundo. Una cosmovisión es como unas gafas que llevas puestas. Todo lo que ves, pasa por el filtro de tus gafas.
Y todos tenemos una cosmovisión. Algunos somos conscientes de nuestra cosmovisión, y otros no, pero todos tenemos una cosmovisión. Pues mi cosmovisión es el cristianismo bíblico, y yo digo esto sin ningún tipo de vergüenza.
La seriedad del asunto
Muy bien, con esas palabras de preparación en mente, hoy quisiera hablar sobre la seriedad del mal en este mundo. Parece bastante evidente que la maldad es una realidad en nuestro mundo, pero muchas veces creo que no consideramos lo realmente seria que es la realidad del mal.
Y esto me lleva a nuestra pregunta de hoy, y esta: ¿Es la realidad del mal realmente seria? La respuesta que voy a dar en este sermón es sí, la maldad es una realidad realmente seria, pero con dos clarificaciones o amplificaciones importantes.
1. Es realmente seria (la realidad del mal) solo si Dios existe.
Es posible que os sorprenda esto: La maldad solo es una realidad seria, si Dios existe, y si lo que la Biblia dice sobre la maldad es verdad. Otra forma de decirlo sería así, la maldad solo puede considerarse un problema si Dios existe.
Ahora, esto no significa que la maldad no es una realidad para los que no creen en Dios, pero lo que sí significa es que si Dios no existe resulta ilógico tomarse en serio la maldad.
Sin embargo, dentro de la cosmovisión bíblica la maldad es una realidad realmente seria. La razón que eso es así, es por causa de lo que la Biblia enseña acerca de Dios, y del mundo en el que vivimos.
«La maldad solo es una realidad seria, si Dios existe, y si lo que la Biblia dice sobre la maldad es verdad.»
Tres verdades sobre Dios y el mal
Hay tres verdades sobre Dios y el mal que quisiera compartir con vosotros, que nos ayudan a ver la seriedad de la realidad del mal.
• Dios es completamente bueno.
La Biblia afirma que Dios es completamente bueno. Esto significa que no hay maldad en Dios. Él no puede hacer nada malo. Es más, como escribe el teólogo Wayne Grudem, “Dios es la norma suprema del bien, y todo lo que Dios es y hace es digno de aprobación.” ¿Dónde vemos esto?
“Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio…” (Habacuc 1:13a)
“Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.” (1 Juan 1:5)
“Él es la Roca, cuya obra es perfecta,
Porque todos sus caminos son rectitud;
Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él;
Es justo y recto.” (Deuteronomio 32:4)
Pero la Biblia no solo afirma que Dios es completamente bueno, sino que Dios también es completamente poderoso, o todopoderoso.
• Dios es completamente poderoso.
¿Dónde vemos esto?
“Yo conozco que todo lo puedes,
Y que no hay pensamiento que se esconda de ti.” (Job 42:2)
“Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.” (Mateo 19:26)
«Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.” (Apocalipsis 1:8)
Ahora, aquí es importante aclarar que cuando decimos que Dios es completamente poderoso o todopoderoso, no estamos diciendo que Dios puede hacer todo. Hay cosas que Dios no puede hacer. Incluso hay cosas que Dios no puede hacer, que nosotros sí podemos hacer, y os voy a dar algunos ejemplos.
Dios no puede mejorar. Porque si Dios pudiese mejorar, eso significaría que él no es perfecto. Dios no puede aprender nada. Porque si Dios pudiese aprender algo, eso significaría que él no es omnisciente (que todo lo sabe). Dios no puede hacer el mal. ¿Por qué? Porque como ya hemos visto, Dios es completamente bueno. En otras palabras, Dios no puede ir en contra de su propia naturaleza.
La Biblia en otro lugar lo describe de esta manera, “…Dios no puede negarse a sí mismo” (2 Timoteo 2:13b). Por eso Dios no puede mentir, por ejemplo. Dios no puede pecar. Dios no puede negarse a sí mismo. Porque si Dios se negase a sí mismo, él ya no sería Dios, y Dios es el único ser absolutamente necesario. Nosotros podemos existir o no existir. Dios tiene que existir. Él es el único que existe por necesidad.
Entonces, es importante saber eso, porque hay muchas personas que dicen cosas absurdas acerca de Dios, burlándose del hecho de que Dios es todopoderoso. Hacen preguntas como, “¿Puede Dios crear un objeto inamovible y una fuerza irresistible al mismo tiempo?” Pues eso es una contradicción, y Dios no va a hacer nada que sea contradictorio, porque eso sería algo que va en contra de la verdad, y Dios es el estándar supremo de la verdad.
Entonces, tenemos que entender muy bien lo que estamos afirmando cuando decimos que Dios es todopoderoso.
Pero si esto es así, ¿qué significa, entonces, que Dios es completamente poderoso? Significa que Dios puede hacer todo lo que quiere hacer según su voluntad, y conforme a su carácter santo. Y esto va a ser importante cuando hablemos del propósito del mal.
Muy bien, Dios es completamente bueno, y Dios es completamente poderoso, pero hay una tercera realidad que la Biblia afirma que nos demuestra la seriedad del mal. ¿Y cuál es esa? Bueno, la Biblia también afirma una tercera realidad que es relevante a nuestro tema de hoy, y es que la maldad es una realidad.
Entonces, por un lado tenemos a un Dios completamente bueno, y completamente poderoso, entendiendo correctamente lo que significa eso, y por otro lado tenemos la realidad del mal.
• La maldad es una realidad.
Ahora, cuando hablamos de maldad es importante explicar que hay diferentes tipos de maldad en este mundo. Por ejemplo, podemos hablar de maldad natural y maldad moral. La maldad natural sería la maldad que nos sobreviene por vivir en este mundo caído, como las enfermedades, las tormentas, los tsunamis, etc… Y la maldad moral sería la maldad que sufrimos por causa de otros seres humanos, creados a la imagen de Dios. Pues la Biblia afirma ambos tipos de maldad.
“Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora.” (Romanos 8:22)
En el siguiente sermón vamos a entrar más en detalle sobre el origen del mal, pero solo quiero que entendáis aquí, que el mundo, el cosmos, la creación misma, no está en el estado original que Dios lo creó. Hay todo tipo de fenómenos naturales que ocurren por causa de la caída del hombre, que podemos considerar males. Pero también vemos maldad moral en la Palabra de Dios, muy claramente.
“Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres,
Para ver si había algún entendido,
Que buscara a Dios. (2)
Todos se desviaron, a una se han corrompido;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” (3) (Salmo 14:2-3)
Entonces la Biblia afirma la maldad natural, por causa de la caída del hombre, pero también afirma la maldad moral de los hombres.
En realidad no hay problema alguno o aparente contradicción en las primeras dos verdades que hemos mencionado. El problema surge cuando añadimos la tercera verdad. ¿Cómo podemos reconciliar la existencia de un Dios completamente bueno y poderoso, con la realidad del mal en este mundo? Este es el corazón de lo que muchos llaman el problema del mal.
El filósofo escocés David Hume expresó el problema del mal de la siguiente manera:
“¿Dios está dispuesto a prevenir la maldad y no puede? Entonces no es omnipotente. ¿No está dispuesto a prevenir la maldad, aunque podría hacerlo? Entonces es perverso. ¿Está dispuesto a prevenirla y además puede hacerlo? Si es así, ¿por qué hay maldad en el mundo?”
Como podéis ver, esto presenta un problema muy serio para el cristianismo bíblico. ¿Cómo podemos contestar a Hume y a otros filósofos como él que han señalado esta aparente contradicción e incoherencia dentro de la cosmovisión bíblica? ¿Es este el talón de Aquiles del cristianismo bíblico que comprueba que Dios no existe o que por lo menos no es digno de nuestra adoración? ¡En absoluto!
Es más, durante el resto del sermón, y en el transcurso de esta serie quisiera comprobar que la maldad en este mundo no es evidencia en contra de Dios, sino más bien es evidencia a favor de Dios. No solo eso, sino que vamos a ver que el cristianismo bíblico es la única cosmovisión que realmente se toma en serio la maldad.
Ahora, ¿a qué me refiero cuando digo que la maldad es evidencia a favor de Dios? Porque ¿no se supone que la maldad es evidencia en contra de Dios? ¿Cómo puede ser evidencia a favor de Dios?
«El cristianismo bíblico es la única cosmovisión que realmente se toma en serio la maldad.»
Bueno, lo que quiero decir es que si no fuese por el cristianismo bíblico, la maldad, el dolor y el sufrimiento no serían una realidad seria, o incluso un problema, sino que simplemente serían la manera que funciona el mundo.
Sería la realidad de nuestra existencia, y nadie lo vería como algo fuera de lugar. No tendría sentido protestar las injusticias de este mundo porque no habría un juez supremo. No tendría sentido quejarse del dolor y del sufrimiento porque no habría una alternativa, ni tampoco existiría un ideal en base al cual compararíamos nuestra situación actual.
Un conocimiento ineludible
El famoso autor británico, C.S. Lewis, lo expresó así, “En cierto modo, el cristianismo más bien crea el problema del dolor,…ya que éste no sería problema alguno, a no ser que, junto con nuestra experiencia cotidiana de este mundo doloroso, recibiéramos la certeza de que la realidad esencial es justa y amorosa.”
Piensa en estas palabras por un momento. Lo que está diciendo Lewis aquí es que si nosotros no tuviéramos la certeza, en nosotros, de que la realidad es justa y amorosa, entonces no consideraríamos la maldad un problema. Simplemente diríamos, “esto es lo que hay.” Por eso digo que la maldad es una realidad realmente seria, solo si Dios existe.
Sin embargo, todos sabemos que la maldad es una realidad seria, y lo sabemos porque sabemos que Dios existe, y estamos evaluando nuestra experiencia del mal, a la luz de nuestro conocimiento ineludible de la existencia de Dios. No podemos escapar este conocimiento. Y esto lo sabemos porque…
– Fuimos creados a la imagen de Dios.
No podemos escapar este conocimiento, como dijo C.S. Lewis, de que la realidad es justa y amorosa, porque hemos sido creados a la imagen de un Dios justo y bueno, y entendemos que ese es el ideal, que la maldad está entorpeciendo. Contrastamos lo que sabemos que debería ser, con la realidad en la que vivimos.
«Contrastamos lo que sabemos que debería ser, con la realidad en la que vivimos.»
Pero no solo no podemos escapar este conocimiento porque hemos sido creados a la imagen de Dios, sino también porque…
– La Biblia nos enseña que la maldad es una perversión.
¿Qué quiero decir por eso? Que la Biblia nos enseña que la maldad es la perversión de lo bueno. Es una perversión de lo que es correcto. Entonces, no podemos concebir de la maldad, sin un previo conocimiento del bien—eso es, Dios.
Por eso siempre digo que hay dos creencias que todos tenemos en común como seres humanos: (1. las cosas no son como deberían ser, y (2. existe un ideal.
Todos estamos de acuerdo que las cosas no son como deberían ser. ¿Te has dado cuenta de eso? Habla con cualquier persona, y te va a decir, “¡las cosas no son como deberían ser!” “¡El mundo está mal!” Pero ¿de dónde viene ese conocimiento?
Y no solo creemos que las cosas no son como deberían ser, sino que creemos que existe un ideal, que tenemos que alcanzar. Ahora, si Dios no existe, de dónde viene esa idea? ¿De dónde viene ese conocimiento?
«No podemos concebir de la maldad, sin un previo conocimiento del bien—eso es, Dios.»
Si Dios no existe, entonces la maldad no sería una realidad realmente seria. En otras palabras, la maldad sería una realidad, pero no sería algo fuera de lugar. Considerad las palabras del científico ateo Richard Dawkins, considerando la maldad según una cosmovisión materialista y naturalista:
“En un universo de fuerzas físicas ciegas y reproducción genética, unos sufrirán daños y otros no, y es imposible encontrarle el sentido o la justicia. El universo que observamos tiene exactamente las propiedades que esperaríamos ver si a fin de cuentas no hay diseño, ni propósito, no hay maldad ni bondad, nada salvo la ciega indiferencia sin piedad”.
Eso sería el mundo sin Dios.
Entonces, una vez más, ¿es la realidad del mal realmente seria? Ya hemos visto que la realidad del mal es realmente seria, solo si Dios existe. Y esto es una prueba para la existencia de Dios, porque todos consideramos que la maldad es una realidad realmente seria, y esto sería ilógico si Dios no existe. Pero quisiera terminar con un punto más, el cual es el más importante realmente. ¿Es la realidad del mal realmente seria? 1. Es realmente seria (la realidad del mal) solo si Dios existe.
2. Es tan seria (la realidad del mal) que llevó a la muerte de Cristo.
Hoy no voy a profundizar en el origen del mal, eso será para la próxima semana, pero sí creo que es importante que todos sepamos lo que la Biblia nos enseña acerca del mal en nosotros.
Somos muy rápidos para pedir explicaciones a Dios por la maldad, y para demandar que Dios acabe con la maldad para que creamos en él, pero no nos damos cuenta que si Dios acabara con toda la maldad en este momento, acabaría con nosotros también. ¿Por qué? Porque la Biblia enseña, y todos sabemos en el fondo de nuestro ser, aunque no lo queramos reconocer que…
• Todos somos malos (pecadores).
¿Qué dice la Biblia?
“Como está escrito:
No hay justo, ni aun uno; (10)
No hay quien entienda,
No hay quien busque a Dios. (11)
Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” (12) (Romanos 3:10-12)
¿Sabes lo que hacemos nosotros con ese conocimiento? Decimos, “Sí, es verdad, ninguno de nosotros somos perfectos.” Pero lo que hacemos nosotros es esto: Sobreestimamos la maldad de otros y subestimamos nuestra maldad.
Miramos alrededor y decimos, “bueno, soy malo, pero no como fulano de tal.” Y luego siempre tenemos excusas para nuestra propia maldad. Pero la Biblia enseña que todos somos malos, de naturaleza. Nacemos con una naturaleza inclinada hacia el mal. Entonces, no es algo que tenemos que aprender a hacer. Cada uno de nosotros somos malos de naturaleza.
Pero no solo somos malos (pecadores), sino que nuestra maldad (el pecado) nos separa de Dios. ¿Y qué es Dios? Dios es completamente bueno. Entonces, tiene todo el sentido del mundo de que el pecado nos separe de Dios.
• El pecado nos separa de Dios.
Si Dios es bueno, entonces él no puede relacionarse con el mal, ni con los malvados, y eso significa que estamos en serios problemas. ¿Qué dice la Biblia al respecto?
“pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.” (Isaías 59:2)
¿Qué fue lo que pasó en Genesis capítulo 3? Cuando nuestros primeros padres pecaron, ¿qué fue lo que sucedió? Dios los echó del jardín del Edén. Y esto significa que por causa de nuestra maldad, no podemos tener comunión con Dios.
Pero nuestra maldad, no solo hace que estemos separados de Dios, sino que hace que merezcamos el juicio de Dios. La Biblia nos enseña que por causa de nuestra maldad (pecado), la ira de Dios está sobre nosotros.
• La ira de Dios está sobre nosotros.
Muchos desprecian esta enseñanza, pero la única manera que podría verse como despreciable la ira de Dios, es si no conocemos quién es Dios realmente. Si no conocemos su santidad. Si no conocemos su bondad. Porque una vez que entendemos eso, nos damos cuenta que la ira de Dios es la respuesta apropiada de un Dios santo y justo a nuestra rebeldía y pecado.
Si Dios no respondiera de esa manera, entonces no sería Dios. No podríamos decir que él es bueno. No podríamos decir que él es justo.
Si nosotros sentimos ira (y nuestra ira es imperfecta) cuando vemos injusticia; si nosotros sentimos enojo cuando vemos que el inocente es maltratado, y nadie piensa que eso es malo, ¿por qué nos escandalizamos cuando Dios, quien es perfecto, responde con ira a nuestra rebeldía y pecado en contra de él?
No, nosotros merecemos la ira de Dios, por nuestra maldad.
“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad.” (Romanos 1:18)
“entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.” (Efesios 2:3)
«Si nosotros sentimos enojo cuando vemos que el inocente es maltratado, y nadie piensa que eso es malo, ¿por qué nos escandalizamos cuando Dios, quien es perfecto, responde con ira a nuestra rebeldía y pecado en contra de él?»
Pero aunque lo que nosotros merecemos es el castigo de Dios por nuestra maldad, Dios envió a su Hijo Cristo para redimirnos de nuestra maldad, y para finalmente acabar con la maldad ¿Y cómo lo hizo Cristo?
Cristo, el eterno Hijo de Dios, se encarnó, para vivir una vida perfecta. A diferencia de nosotros, nunca pecó, nunca hizo maldad, y lo hizo para ser nuestro salvador. Pero no terminó ahí su obediencia, sino que «…fue obediente hasta la muerte…,» dice Filipenses 2, «…y muerte de cruz.»
¿Y qué fue lo que sucedió en la cruz?
• Cristo absorbió la ira de Dios.
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” (2 Corintios 5:21)
En otras palabras, Dios atribuyó al Hijo nuestra culpa, como si él hubiese cometido nuestro pecado, cuando no fue así, para que la justicia perfecta de Cristo, fuese atribuida a nosotros, aunque nosotros no somos verdaderamente justos. Eso fue lo que hizo Cristo en la cruz.
Pero ahí no termina la historia…
• Cristo resucitó en victoria sobre el pecado, la muerte, y Satanás.
Alguno podría objetar, “¡pero todavía vemos maldad!” Sí, pero la maldad tiene sus días contados. Ya la victoria ha sido ganada por Cristo Jesús.
“¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? (55) ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. (56) Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. (57) (1 Corintios 15:55-57)
«La maldad tiene sus días contados. Ya la victoria ha sido ganada por Cristo Jesús.»
Pero aunque Cristo hizo todo eso para personas malvadas como tú y como yo….
• Debemos arrepentirnos de nuestros pecados y poner nuestra fe en Cristo Jesús.
Cristo murió y resucitó, pero su obra no nos beneficia en absoluto, si no nos arrepentimos y creemos en él. El versículo más famoso de la Biblia lo enseña tan claramente.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16)
Amigos, ¿Es la realidad del mal realmente seria? Sí. Es tan seria que el Hijo de Dios tuvo que morir para acabar con la maldad, sin acabar con nosotros. Si Cristo no hubiese muerto en la cruz, no habría esperanza para nosotros. Dios en su justa ira, acabaría con nosotros, con todos nosotros.
Y es tan seria la realidad del mal, que si no nos arrepentimos y creemos en Cristo, sufriremos eternamente las consecuencias de nuestra maldad en un lugar llamado el infierno. Pero ese no tiene que ser tu destino. ¡Ven a Cristo hoy en arrepentimiento y fe!
Conclusión
Ahora, yo sé que seguramente todavía tenéis muchas preguntas y dudas sobre el problema del mal, pero lo que hemos aprendido hoy es que la realidad del mal es realmente seria, solo si Dios existe. Si Dios no existe, entonces no tiene sentido tomarse en serio la maldad.
Pero eso no es lo único que hemos aprendido. También hemos aprendido que la realidad del mal es tan seria que Cristo tuvo que morir en la cruz para acabar con la maldad, sin acabar con nosotros. Pero esa obra solo se aplica a nosotros si nos arrepentimos de nuestra maldad, y ponemos nuestra fe y confianza en Cristo para nuestra salvación.